top of page
Entrevista a Diana Fernández

Diana Fernández Villagrán es neuropsicóloga y actualmente hace terapia en un consultorio desde un enfoque sistémico. Trabaja tanto con adultos como adolescentes que han tenido adicciones a lo largo de su vida, y lo hace desde un enfoque feminista, pues asegura que los estereotipos y cómo nos educan, tienen muchísimo que ver en la droga que se consume y la frecuencia al estar relacionada la adicción con causas emocionales.

Pregunta: Como psicóloga, ¿Cuál es tu papel a la hora de tratar una adicción?

Respuesta: Depende de la edad que tenga la persona y también si viene, por ejemplo, si es adolescente, si viene de forma voluntaria o no, porque el papel es totalmente diferente.

 

El uno es un papel mucho más activo en el cual tú trabajas y yo siempre digo que el niño, el terapeuta o la psicóloga debe ser así, debemos hacer equipo con esa persona. Yo siempre digo que hacemos un equipo para que la persona salga de esos problemas, pero cuando no vienen o no están convencidos, ahí sí se nota la diferencia con los adolescentes. Tienes que hacer más primero un acompañamiento en el que se dé cuenta, incluso una cuestión más distante, tal vez de incluso una psicoeducación primero y luego ya la intervención. Entonces, yo creo que el papel depende de las necesidades que tenga esa eso paciente o esa paz y esa paciencia, pero sobre todo el que ofrece un papel muy activo de acompañamiento como equipo o como algo más atrás. Pero apoyando al grupo.

P: Por ejemplo, en el caso de gente que no se considera adicta o que todavía el consumo sea un consumo funcional que no haya llegado a dejar de lado todo, pero que sí, que estás viendo que por este camino va a acabar necesitando un internamiento lo más probable; pero esas personas, muchas veces no tocan fondo del todo, no se dan cuenta. ¿Qué es lo que podríamos hacer ante este perfil?

 

R: Ahí yo iría a por qué empiezan a consumirlo, siempre hay una historia previa. Siempre hay primero, tal vez un consumo un poco más recreativo, porque además se le llama así. Las drogas recreativas, como si fueras al parque de atracciones, empieza como un consumo recreativo en el cual estoy con mis iguales ese fin de semana, pero luego lo convierto ya en algo entre semana. Ese es el inicio de porque el consumo pasa de ser de recreativo a algo complejo y dañino. Es cuando lo empiezo a utilizar para tapar, ahogar, cubrir emociones que están por ahí y no puedo verbalizar, no puedo, no puedo digerir.

 

Entonces siempre hay una parte en la que los adolescentes y las personas adultas son conscientes de que eso que estoy haciendo es lo que estoy consumiendo. Me está sirviendo como herramienta para cubrir algo que está ahí sin procesar. Casi siempre en la adolescencia es un problema familiar, una búsqueda de identidad… Pero siempre sí que son conscientes. Cuando hablas con ellos y ya tienen un vínculo de esa reflexión, no debes decir pues sí, si es que siempre que me enfado es verdad que fumo o no, si es que cuando estoy triste, en vez de llorar que me voy a imaginar, corro con mis amigos, con mis amigas o con X. Entonces creo que es la parte fundamental para que se den cuenta. La función está, siempre se consume en su vida.

P: ¿Podemos establecer un perfil de consumidor habitual o hay varios perfiles?

R: Yo lo he estado pensando esto mucho y creo que el perfil más general ni mucho más general es el porcentaje de hombres que consumen. Es muchísimo mayor que en mujeres y es por una cuestión de verdad, de gestión emocional. ¿Me permito gestionar mi enfado? Si me permito gestionar mi tristeza, si me permito e incluso gestionar la frustración, un montón de emociones que se nos quedan atascadas y durante este hay muchos ya adultos.

 

Ahora hay pacientes que yo tengo, por ejemplo, que dicen no, no, es que llorar es de débiles. Llorar no se les ha permitido nunca esa expresión emocional y casualmente en su adolescencia han sido consumidores muy fuertes, o sea, con una cantidad bastante importante de consumo de sustancias sea alcohol o cocaína que son como las demás en la adultez se ven reflejadas. Ahora es más la marihuana. Creo que la mayoría, insisto, es por un problema grande a nivel emocional.

P: Se dice del adicto que es manipulador ¿Cuáles son sus rasgos de conducta?

R: Totalmente. Cualquier persona adicta cuando tiene un estado de conciencia, irreflexión, te va a decir que se ha pasado la vida mintiendo. Todas las personas que tienen algún problema de adicción son mentirosas. Pero claro, ¿por qué son mentirosas? Pues porque obviamente no puedo yo mismo aceptar que estoy consumiendo, aceptar que estoy perdiendo la capacidad de control sobre este consumo, además es algo que socialmente está mal visto. No vas a ir feliz. Sabes que estás haciendo algo mal y además lo ocultas y haces acciones y actividades que siempre dispongan a hacerlo en secreto. Todo es como muy secreto. Que nadie se de cuenta, que nadie me vea. La mayoría de las personas en adolescencia no conectan además con estos problemas.

 

No conectan con que lo están haciendo solo con sus amigos o lo están haciendo solos, lo hacen en lugares ocultos. Entonces lo primero es claro manipular, porque primero es que viven en una mentira constante de no aceptación propia o peor aún, aceptación social, no del consumo. Y es una forma de protegerse también. A partir de la mentira también está esa otra introspección y reflexión que ya de por sí tenemos todas las personas del lado más consumidores que es ¿por qué consumo? No puedo aceptar que consumo porque necesito gestionar una emoción y porque esto me queda grande, porque tengo miedo, porque no sé procesar un duelo.

 

Yo creo que son personas que tienen muchos miedos y no tenemos las herramientas para enfrentarnos a ellos. Entonces yo siempre digo que cada uno tiene una herramienta. Cada uno coge un salvavidas y muchas personas el salvavidas que cogen es la adicción. Manipulan, mienten muchísimo, esconden, tapan, incluso desde la mentira, desde esa manipulación. Tienen un rol muy víctima, muy pobrecito. No eres responsable de las cosas que haces. Es más fácil no aceptarlo.

P: El otro día, hablando con una mujer que sufrió una adicción, me contaba que ella cuando consumía por las noches lloraba delante de la cuna de su bebé, se prometía y le prometía al bebé que no iba a consumir más. Pero decía que al día siguiente como si fuera por arte de magia, ya no se acordaba de todo eso que había prometido en la noche anterior y su cabeza ya estaba imaginando cómo podía conseguir dinero para ir a por otra dosis. ¿Cómo es posible que tú por la noche estés pensando una cosa y a la mañana siguiente te hayas olvidado completamente?

R: Eso tiene mucho que ver con el síndrome de abstinencia. Es por lo peor que puede pasar, la mayoría de las personas en cualquier tipo de adicción, a las más complejas, en la cocaína, en la heroína e inclusive en el alcohol. El síndrome de abstinencia es algo que nadie soporta vivir, pero porque realmente es muy doloroso. Tu cerebro, tu cuerpo se ha acostumbrado a vivir con esa dosis, con ese consumo, con esa materia prima. Entonces estás diciendo a tu cuerpo, cuando estás bien, cuando te permites estar en esos minutos bien: no, mañana ya no lo hago y te lo crees de verdad. que lo hablan en serio, de verdad que no se mienten porque sufren estas personas y lo dicen en serio. ¿Qué pasa? Que al día siguiente ya no solamente depende de lo que yo quiera, depende de las herramientas que tenga para enfrentarme al síndrome de abstinencia, a la necesidad. Tanto la abstinencia si es psicológica como la abstinencia física, tengo que saber sobrellevarlo.

 

Por eso, casi ninguna persona adicta o consumidora puede hacerlo sola. Por eso la primera estrategia de afrontamiento es pide ayuda, pide ayuda porque solo no lo vas a poder conseguir, es casi imposible. Pero aún con un bebé, con un montón de cosas. Además, ahí está el conflicto, tengo que saber por qué he empezado a consumir, tengo que retomar esa historia de vida. Entonces yo creo que el síndrome de abstinencia boicotea muchos intentos o muchos pensamientos de voy a hacer, lo voy a intentar, pero no lo pueden conseguir. No es tan fácil.

 

P: ¿Qué empuja a las personas a pedir ayuda e iniciar una terapia?

R: Pues eso tiene mucho que ver con el ciclo de la pre-contemplación, la contemplación y la aceptación. Si yo estoy en un momento pre contemplativo, nunca voy a aceptar que necesito ayuda, porque yo controlo el consumo. Yo puedo con esto. La toma de consciencia propia no la logran el resto. A mí que me diga es que tienes un problema con el tabaco o con las drogas… Serás tú, no yo.

La autorreflexión y el autoconocimiento creo que es imprescindible cuando se da eso, ya en la contemplación, en el resto ya eres capaz de pedir ayuda y ser capaz de decir esto.

 

Necesito que alguien me acompañe en este proceso. Entonces yo creo que es súper importante saber en qué momento está esa persona. ¿Le podemos ayudar? Sí, claro. Los adolescentes suelen estar siempre en momentos de pre-contemplación. No, no, no, a mí no me va a pasar, a mí eso no, eso no es mío. Consumo todos los días, pero yo controlo. Es yo controlo, yo puedo.

Entonces, ayudarles planteándole desde la forma más concreta que esto es una adicción, que consumo todos los días cantidad. Ya le vas abriendo un poco la idea de que puede que esté pasando algo. Y luego también, hablarlo. Decir, mírate, obsérvate si necesitas la marihuana para pasar bien el día, si necesitas la cocaína para trabajar ocho horas al día... Esa observación les puede ayudar.

Pero claro, de un familiar, de un profesional, de una amistad. Si estamos alrededor de personas que tienen algún consumo hay que hacerles ese espejo. ser reflejo. Son super importantes los vínculos de las personas de confianza y probablemente hagan más caso que a un terapeuta que no conocen de nada.

P: ¿Qué aspectos de las personas se pueden desarrollar o motivar para evitar que desarrollen una adicción?

R: Yo creo que es súper importante hablar. A padres y madres de niños de 8 a 11 año les digo ahora prevenir y hablar con vuestros hijos de drogas, de alcohol, de violencia, de sexo y de todas las de las problemáticas sociales. Porque cuando tienen 12 años ya hacen caso de sus padres. Van a hacer caso a su amigo o amiga que le está diciendo prueba esto, coge esto, haz esto. Pero con ocho, nueve o diez años los padres somos semidioses. Es como “lo que diga papá va a misa”.

 

En ese momento hablarles y decirles explícitamente en esta casa está prohibido consumir drogas. Pero expresarlo, porque como es un tema tabú, nadie habla y ahora estamos preocupados por las nuevas tecnologías, por el ciberbullying, que además las personas adultas no entienden. Porque nosotros como en nuestra niñez, no vivimos eso se despreocupan de que oye, también tienes que hablar de las drogas, también tienes que hablar de la violencia, también tienes que hablar del sexo, que cuando seamos personas adultas ¿cómo nos vamos a enfrentar a eso?

También la clave está en el control de impulsos. La niñez tiene que aprender a frustrarse, tiene que aprender a tener control de impulsos, porque la mayoría de las adicciones cualquiera se pasa por un por una falta de control de impulsos, porque el impulso me controla a mí. Es fundamental aprender a frustrarse, aprender a perder, aprender a controlar a esa contención emocional; debería ser obligatoria. Creo que no se le presta la suficiente atención ni en el ámbito familiar, ni escolar, ni a nivel de instituciones. Creo que se ha abandonado completamente el tema, y a su suerte.

Ahora mismo estamos en una época muy presente, aquí y ahora. ¿Qué está pasando con los niños de hoy en día que apenas lloran? De repente ves a las madres y a los padres dándoles todo para que no lloren. El niño tiene que aprender a gestionar su emoción y a frustrarse. Antes a nosotras tal vez nos dejaban llorar o por miedo nos callábamos, pero desde luego, si aprendíamos a gestionar entre comillas más emociones de lo que se está permitiendo ahora. Casualmente todos los pacientes con problemas de drogas de pequeños no se les ha permitido frustrarse. ¡Y qué importante está esta cuestión! Claro, porque si no me frustro voy a buscar algo para que me anime, porque no sé manejar esa emoción.

P: En el caso de que una persona en un momento de debilidad decida abandonar el tratamiento, ¿cómo se le puede convencer para que no lo haga?

R: Primero normalizar. Es muy habitual, pero ya no solo en adicciones, que el proceso terapéutico no es divertido. Es liberar heridas, curarlas, enfrentarnos a nuestros monstruos, son muchas cosas... No es un proceso fácil. Entonces yo siempre intento normalizar el que te pueda pasar. A veces no vamos no vamos a querer trabajar ciertas cosas, pero están ahí.

Hay dos puntos. Uno es ¿qué miedos te llevan a querer abandonar? Porque el miedo más grande que tienes es seguir acompañado, porque yo lo externalizo mucho y le hago una metáfora de que las drogas son como nuestras novias. La droga es nuestra novia porque no nos abandona, porque siempre está ahí, es mi apoyo cada vez que me siento solo, está ahí disponible para consumirla, me hace sentir bien y le coges de la mano, estas 24 horas con ella. Es potente el romper esa relación, es doloroso, es un duelo, y eso no es agradable.

También nos pasa un montón que muchas personas boicoteamos nuestros procesos terapéuticos desde el miedo. Puedo tener un miedo muy real a verme y decir, si ahora con la cocaína soy un gran hombre, soy buenísimo ¿Y sin ella como soy? De repente es un miedo a no ser. Es muy natural.

La droga te habla, te dice, consume otra vez, te voy a hacer pasarlo bien, yo sí te cuido, conmigo no estás sola. Y las drogas son magníficas porque se meten dentro de nosotras entonces da miedo. Hay que normalizar ese miedo. Hay que decir que no estás solo. Antes estas personas han intentado soltar y romper esa relación y no han podido porque han estado solas. Ahora somos un equipo. Entonces el equipo va a intentar romper esa relación y que esté lleno y normalizar. Insisto, normalizar todo esto. El boicot, los miedos, el que quieras volver con tu ex que es esta droga. Tiene mucho que ver y que sean conscientes de ello, que sean capaces de ver que es normal, que el miedo puede pasar y que no están solos. Es muy importante.

P: ¿Cómo se comporta la familia ante el problema de la adicción?

R: Cuando son adolescentes ocurre una cosa muy importante. La adolescencia que conlleva un consumo de drogas, siempre por detrás del consumo, hay un problema familiar porque un adolescente no es un adulto. Es un problema que casi siempre acarrea desde la niñez: una historia familiar o una historia individual compleja. Por lo menos desde el enfoque sistémico, que es desde donde se estudia en el consumo y las adicciones puede ser un síntoma de que una familia no está bien. La primera reacción normal es que de repente asuma que está pasando ante la familia y me vuelco en mi hijo; si me vuelco en él vuelve a ser el centro de atención. Esto es un refuerzo positivo superinteresante. Toda la familia se moviliza a través del consumo de esta persona y se vuelve especial.

 

P: ¿Cómo afecta el consumo de drogas al cerebro?

R: Pues depende mucho del tiempo que lleves consumiendo, del tipo de droga que consumas, la edad que tengas… depende de muchísimas cosas. Los últimos estudios confirman que hay una plasticidad cerebral constante, pero no es la misma plasticidad en personas adultas que en adolescentes. Cuando son años de consumo se ve más. Por ejemplo, la neurona que segrega la hormona de la serotonina, si viene una droga a ponerme esa hormona, yo ya me voy a acostumbrar. Por eso la adicción, por la necesidad cerebral que tiene mi cuerpo de “otra vez, quiero la droga”. Entonces las hormonas del placer están todavía de fiesta. Eso que yo antes lo encontraba de forma natural, ahora ya no es de forma natural. Empiezan a haber problemas sinápticos siempre, hay muchísima poda, muchísima muerte neuronal.

 

La cocaína y la heroína son drogas bastante duras que conllevan un deterioro mental y cerebral muchísimo más rápido en corto tiempo. Yo creo que la marihuana casi igual, pero no se ve porque tú estás bien. Es una droga que te afecta más a medio largo plazo, mientras que las otras pueden ser un medio corto plazo; igual que el alcohol cuando es crónico, suele pasar también que como que se hace más pequeñito el cerebro. En general hay una degeneración neuronal bastante importante. El tabaco, por cada cigarrillo se mueren como cien neuronas, pues imagínate con un porro o cocaína, las pobres deben morir mucho.

 

P: ¿Es frecuente que las personas con adicción desarrollen otras patologías psiquiátricas?

R: Puede inducir, sí. Todas las personas normales vamos entre rasgos de esos trastornos. Otra cosa es que yo termine explicitando un trastorno, pero siempre se basará en los rasgos que yo tenga. En adolescentes muy consumidores, se da como diagnóstico diferencial un trastorno personalidad antisocial, sobre todo en hombres. Siempre, porque no tienen una sola herramienta para enfrentarse a estas relaciones, entonces siempre son muy agresivos. El antisocial es muy típico en adolescentes consumidores. La mayoría que consumen marihuana, suelen tener como diagnóstico diferencial depresión, sobre todo en la adolescencia y en la adultez también. Otro diagnóstico sobre todo en mujeres suele ser depresión o Trastorno Límite de la Personalidad, porque son más explosivos.

Con el tiempo también puedes terminar teniendo algo, pero ya a largo plazo. Si me paso cinco, veinte, diez años consumiendo, normalmente mi cerebro ya no funciona como debería, ni el juicio propio. Probablemente también puedo tender ya a enfermedades neurodegenerativas de cualquier tipo. La mayoría de las personas que consumen mucho tiempo la memoria no la tienen nada bien. Afecta a la memoria procedimental, a la implícita, explícita… a un montón; son cosas que no se ven, pero realmente son muy importantes. También afecta incluso al uso del lóbulo prefrontal, es nuestra parte de toma de decisiones, de ser maduro, de todo eso; se ve muy mermado.

P: Drogas como la cocaína o la heroína tienen un síndrome de abstinencia muy doloroso, ¿cómo se puede superar?

R: Cuando estamos hablando de una persona que tenga una adicción muy fuerte siempre tiene que ir acompañado de psicofármacos siempre y de un proceso psiquiátrico. Cuando estamos hablando de drogas muy duras, que llevas mucho tiempo con ellas, si no viene un neurotransmisor, a través de un psicofármaco, a través de otra forma que no sea la droga, a tranquilizarme, no voy a poder sobrepasar eso. Eso pasa con la metadona, es tan importante para las personas que tienen problemas con la heroína, porque si no, no voy a poder salir de ahí.

La importancia de que especialistas en psiquiatría que vayan con psicología de la mano los primeros meses siempre. El psiquiatra debería estar desde arriba, bajando la dosis en el proceso terapéutico y psicología debería estar subiendo. Mientras uno sube, el otro va disminuyendo hasta que termines sin esa medicación psiquiátrica, pero si o si en el síndrome de abstinencia tiene que ir un proceso psiquiátrico de la mano.

  • Instagram
bottom of page