Federico Zurraco nació en San Martín (Argentina). Creció con su madre y su hermano en casa de su abuela, pues con su padre no tenía relación. En su adolescencia se describe como un chico rebelde y poco obediente. Empezó a consumir a los 15 años cuando vio a su hermano consumir con sus amigos y su adicción se desarrolló para tapar experiencias traumáticas de su vida que no había podido superar.
El argentino empezó a consumir a los 15 años una noche en que su hermano aprovechó la ausencia de su madre para llevar unos amigos a casa. Según cuenta Zurraco, llegaron con bebidas alcohólicas y con cocaína. “Yo los veía y al pedirles me dijeron que no, entonces seguía insistiendo, molestándolo, hasta que llegó el momento en que me dieron, me convidaron”.
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La sensación que tuvo al consumir cocaína por primera vez afirma que fue medio rara. “Es una sensación rara para el que nunca probó. No sé cómo explicarte la sensación, era que tenía ganas de seguir consumiendo más, como que estaba despierto, activo”. Más adelante empezó a consumir también marihuana.
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Una vez probó la droga, Zurraco, empezó a tener otra perspectiva de lo que era, le llamaba la atención y se empezó a rodear de gente que consumía y conseguía droga hasta que empezó a conseguirla por sí mismo. En el año 2010, Federizo Zurraco ya era consumidor habitual de drogas como cocaína, marihuana, alcohol y a veces también consumía pastillas.
Después de un intento de suicido, Federico Zurraco decidió aceptar la ayuda que le venía ofreciendo su madre y buscar tratamiento. Se internó en un centro y durante su estancia tuvo tentación de salir “en la cabeza mía pensaba mucho en lo que era la calle, lo que era fuera estar afuera. Pensaba mucho en mis compañeros, con lo que yo consumía, en la chica esta que yo también consumía, como que una parte mía quería irse a la calle “, pero su otra parte “pensaba en estar ahí por ver a mi madre mal llorando. En toda mi familia viste entonces tenía esa lucha de querer estar en la calle y querer estar bien”.
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El argentino afirma que le costó adaptarse un poco al centro ya que todo era nuevo y seguía con su rebeldía y sus problemas de la calle, pero se acordaba mucho de sus abuelos y todos los momentos que les hizo pasar. En el centro aprendió a identificar sus emociones y descubrir porqué había caído en una adicción, y es que con la droga estaba tapando muchos de sus problemas.
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Desde que se internó hasta que pudo salir a su casa pasaron 6 meses. “ A los seis meses te dan una salida de 4 días a tu casa y yo salgo con un chico que estaba internado de más tiempo”. Su salida la describe como “algo nuevo y lindo”. Se sintió feliz ya que pudo volver a casa a estar con su familia y con sus padres.
Tras concluir el tratamiento en régimen interno, Federico Zurraco sigue yendo una vez por semana o cada dos semanas. Conoció a su pareja actual, empezó a llevar una vida sana, “leía un libro, salía a comer con amigos, siempre amigos sanos”, aunque no fue fácil, pues según relata “siempre había alguno que te cruzaba y te tiraba algo como decir vamos a tomar una cerveza. Ya estaba en mí mis decisiones y siempre dije que no”. También asegura que le han puesto marihuana en la mano “me han dicho toma, dale, fuma de vuelta” a lo que él siempre ha respondido que no “esto no lo uso más, no lo quiero más. Hoy elijo otra cosa”.