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Entrevista a Javier Peña

Javier Peña es uno de los agentes de la DEA que, junto al agente Murphy, dio caza al narcotraficante más famoso de Colombia: Pablo Escobar. Tras su regreso a Estados Unidos, en sus 30 años en el cuerpo jamás abandonó la lucha contra el tráfico de drogas. Su exitoso camino durante varios años en la División del Caribe terminó llevándole a ser el agente especial a cargo de la División de Houston de la DEA, gestionado la frontera con México.

Pregunta: En Colombia, usted y el agente Murphy se jugaron la vida para atrapar a Pablo Escobar, que ofrecía 300 mil dólares por cada una de sus cabezas. ¿Qué les motivó para no rendirse en dar caza al narcotraficante?

Respuesta: El motivo para no rendirte es que había mucha gente inocente que estaba muriendo. Había muchos policías que murieron a manos de Pablo Escobar y la guerra de Pablo Escobar fue una guerra muy sucia y violenta. Nosotros le hemos puesto a Pablo Escobar el que inventó el narcoterrorismo porque nosotros nunca habíamos visto algo de narcoterrorismo, y eso fue una lucha muchas veces. Queríamos, ya que el que se entregara porque estábamos viendo todo, la gente inocente muerta… queríamos que se entregara, pero cuando se entregó es como que nosotros perdimos y el ganó.

Llegué en 1988 a Colombia y me asignaron el caso de Pablo Escobar. La primera época de Pablo Escobar es cuando lo seguimos, los vamos tratando de capturar, pero nunca pudimos. Esa es la primera época, es lo más violento que hubo por los carros bombas, los asesinatos, los policías muertos (que había recompensa por policías), gente inocente… Se entrega y va a un recreo, porque eso no era una cárcel.

Yo estuve ahí cuando se les escapó. Después ya la segunda fase es cuando él se escapa de la cárcel y comenzamos la segunda etapa en la búsqueda de Pablo Escobar y la segunda etapa es cuando Murphy y yo vivimos con la policía en Medellín, en el famoso Bloque de Búsqueda, en una escuela que se llamaba Carlos Holguin. Es una escuela de policía. La segunda fase estábamos más como personalmente envueltos en la búsqueda, porque vivimos con la Policía Nacional de Colombia, con el Bloque de Búsqueda.

P: Con buena parte de la policía del país comprada, ¿Llegó a pensar que sería imposible atrapar a Escobar?

R: Bueno, al principio sí hubo corrupción, hubo bastante corrupción. Acuérdate que el grupo de nosotros era un grupo que era gente escogida por nosotros, que eran muchachos que eran fieles que no nos iban a vender. El problema al principio con la corrupción es que nos dimos cuenta de que la gente de Medellín que nos ayudaba, policías, Pablo Escobar ya le había llegado la familia de ellos y les dijo a los familiares “si tu hijo no me avisa que vienen por mí, mato a tu hijo y voy a matar a todos ustedes”. Esa era la corrupción.

 

Ya la segunda parte escogimos pura gente que no era de Medellín y escogimos gente que no se podía comprar. Pero la corrupción de Pablo Escobar… acuérdese del famoso “plata o plomo”, el dicho. Quieres dinero o te vamos a matar. Mucha gente aceptó dinero. Pablo Escobar les llegaba, el primero fue un juez y los sicarios se le metieron al juez con un maletín entraban 100 mil dólares y le dijeron al juez mira, venimos de parte de Pablo Escoba aquí está su dinero, todo lo que tienes que hacer es quitarle los cargos, las palabras; ya no va a haber investigación. El juez los corrió y al segundo día mataron al juez y a la familia. Entonces la gente comenzó a aceptar los maletines de dinero. Yo no los culpo por aceptar los maletines de dinero, porque si no iban a morir.

P: En el momento en que tanta gente empezaba a morir: policías, jueces, cualquier persona que estuviese a favor de la extradición era susceptible de ser aniquilada por Pablo Escobar. ¿Temieron por sus vidas?

R: Sí, claro. Yo temía todos los días y lo más impresionante para mí era los carros bomba que estaba poniendo, porque nosotros nunca habíamos visto carros bomba y cuando los comenzó a poner lo ponía afuera de la escuela de nosotros, los ponía donde uno comía o uno cenaba, los ponía en los shopping centers- donde había más gente- porque él quería matar cuanta más gente posible.

 

Yo temía bastante claro, pero cuando mirabas tus amigos, yo llegué a ver muchos amigos míos muertos por Pablo Escobar, de la policía. En ese momento uno dice bueno, no podemos dejar que Pablo Escobar gane. Era lo que llevábamos a nosotros para seguir la batalla, que era toda la gente que está matando, amigos de nosotros, no podíamos dejarlo que tratara de ganar. Todos los días tenía miedo.

P: El 19 de junio de 1991, Pablo Escobar ingresó en «La Catedral», un edificio que contaba con habitaciones de lujo, gimnasio, una cancha de fútbol y varios salones de juego. Desde allí controlaba sus negocios en el exterior, entraba y salía gente a través de sus túneles… ¿Sintió impotencia?

R: Yo estaba en Medellín cuando eso comenzó a pasar. Qué bueno que aclaraste que la pelea de Pablo Escobar era que él no quería extradición. Mucha gente no entiende ese concepto de la extradición. Es que la guerra, toda la guerra de Pablo Escobar es basada en la extradición. Él no lo quería y era contra la Constitución de Colombia de extraditar gente, colombianos. Pero comenzó un movimiento cuando Pablo Escobar comenzó a hacerse más fuerte y hacerse más poderoso. Había unos políticos en Colombia que comenzaron a hablar diciendo “mira, nosotros no podemos con estos narcotraficantes están muy poderosos, yo creo que es mejor que se los lleven los Estados Unidos”. Y así es donde comenzó la guerra.

Rodrigo Lara Bonilla, él fue uno de los fiscales que quería extraditar a Pablo. Pablo lo mandó matar con sicarios a costa del otro señor. El más prominente fue un señor que se llamaba Luis Carlos Galán, que estaba corriendo para presidente; iba a ganar y en la plataforma de él era que si ganaba traía la extradición, iba a legalizar la extradición.

Pablo escobar a Galán lo mata en 1989, un viernes en la noche. Fue uno de los puntos que comenzó la baja de Pablo Escobar, porque con esa muerte, el presidente Colombia, Virgilio Barco Vargas, dijo “no los podemos dejar, yo voy a extraditar todos los traficantes posibles”. Aunque era inconstitucional, el legalizó la extradición. Comenzamos a extraditar y eso es donde comienza la guerra fuerte contra Pablo Escobar, porque creo que extraditamos como 30 de sus narcotraficantes a Estados Unidos.

Pero Pablo Escobar reforzó la violencia con un carro bomba, más carros bomba, más asesinatos, secuestros… el poderoso de Pablo Escobar secuestró muchos periodistas y después los convencía para que estuvieran de su parte. Hay una famosa periodista, Jana Turbay, que su papá era presidente, la secuestraron, pero la mataron. La policía llegó a la casa, hubo un tiroteo y los sicarios la mataron. Había mucha presión contra Colombia, porque había mucha gente muriendo. Como te digo, mucha gente que eran inocentes que estaban en el momento equivocado en el lugar equivocado.

Cuando Pablo Escobar comienza a negociar con el gobierno de Colombia diciendo “mirad, si acaso yo puedo parar un carro bomba, yo voy a parar de matar gente”. El gobierno de Colombia le dijo: “Pablo gracias”, pero Escobar puso sus condiciones. “Las condiciones mías son que yo me voy a entregar a mi cárcel, que yo la voy a construir, yo voy a pagar a los guardias míos, yo voy a traer mis sicarios y ya no harán extraditar”. Negoció cinco años de pena y el gobierno de Colombia aceptó.

A mí me sacaron de Medellín y yo vi la entrega en televisión. Había un helicóptero, siete, ocho sicarios allí, un padre muy famoso, un padre católico, Rafael García Herreros, que se subió al helicóptero con Pablo y se fueron a su cárcel, a la Catedral. En ese tiempo y otro tiempo dije mira, aquí nosotros hemos perdido, hemos perdido porque, ¿Qué pasó con toda la gente inocente que murió? ¿Qué pasó con los policías que murieron? Nada. Aquí perdimos y Pablo Escobar ganó. Y es muy cierto, lo que yo dije.  Pablo Escobar ganó y se fue a su catedral. Iba hacer cinco años y lo iban a dejar. No le quitaron nada de dinero, no le quitaron fincas y se fue a su cárcel, a su mansión y ahí acabo la historia de esa época.

 

P: ¿Cómo se siente un policía que ha estado persiguiendo a este narcotraficante cuando entra en una cárcel con todos los lujos?

R:  No, nunca se me va a olvidar. Los muchachos que estaban trabajando estaban enojados, tristes. Yo también, yo estaba enojado, triste por todos los amigos que murieron. El sentido humano a mí nunca se me va a olvidar. Parece que el gobierno lo va a dejarse entregar. ¿Pero cómo pueden hacer esto? ¿Y toda la gente?, y no nomás los policías, ¿y la gente inocente que murieron por los carros bomba y los asesinatos? Nosotros ponemos las cifras entre 15 a 20000 personas que mató Pablo Escobar, y su sicario Popeye, públicamente, ha dicho que Pablo Escobar mató como 50 mil personas; nuestra cifra está muy baja. Estábamos enojados. Pero si miras al otro lado de la moneda las bombas pararon, los asesinatos en Medellín pararon. En ese tiempo había 300, 400 homicidios en Medellín, por fin de semana. Cuando se entrega, por el otro lado de la moneda, había paz. Y eso es lo que Colombia quería.

P: Según revela el informe de 2019 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, el cultivo ilícito de hoja de coca ha duplicado su extensión de 120.600 a 245.000 hectáreas del 2013 al 2017. Asimismo, en 2017 se registró un máximo histórico de 1976 toneladas de cocaína mayoritariamente elaboradas en Colombia y con destino Estados Unidos. Lo que revela que el negocio de la cocaína siguió en auge mucho después de la captura de Escobar. ¿Cree que son suficientes las medidas para luchar contra el narcotráfico?

 

R: Ha seguido un aumento, claro, y este es un problema mundial, no de Colombia. Estados Unidos piensa, que si no fuera por los colombianos no habría problema; es cierto porque nosotros tenemos el uso, pero necesitamos más educación. Comenzar más temprano con los niños en las escuelas. En Estados Unidos ha habido un programa muy bueno sobre drogas, mucha gente que pasó por ese programa. Como saben, de pequeño ya miraban los problemas que trae la droga, la adicción que trae hoy y es un problema social, es un problema. Yo conozco gente, todos hemos tenido amigos y familiares y eso es un problema social. Yo no estoy de acuerdo en legalizar la droga violenta, la droga violenta, la coca, la ketamina. Pero necesitamos más programas para educar la gente, más programas, comenzar más temprano en las escuelas, más programas de que esto es un problema de todos y no más. Puedo decir bueno, que la escuela componga ese problema. No, no evita. Las iglesias, las agencias, todo eso lo necesitamos mejorar en la educación. Eso es lo que yo estoy tratando de decir.

P: Sin duda, el fenómeno de las narcoseries está en auge. Usted pidió a Netflix que no glorificaran a Pablo Escobar, sin embargo, en los momentos de soledad es inevitable que sintamos algo de pena por el personaje. En otras series, como, por ejemplo, La Reina el Sur, es el papel protagonista el del Narcotraficante y con el que empatizamos ¿Contribuyen estas series a que los jóvenes quieren imitar modelos y aspiren a ser narcos?

R: ¡Guau! Muy buena, tienes muy buena concepción, te felicito por eso. Es cierto, pedimos a Netflix que no lo glorificarán y no lo hicieron. Mira, lo que pasó. Es el actor, el actor que toma el papel de Pablo Escobar, Wagner Moura, que hizo tan buen trabajo que a veces uno pensaba “Guau, Pablo Escobar”, te sentías un poquito penoso. Pero era por él, por el actor que tomaba el papel este de Pablo Escobar. No he visto la Reina del Sur, pero si tú miras las películas de Scarface, es un traficante, y te sientes ojalá que gane.

 

Al final, bueno, son las películas de Hollywood que la mayoría la gente como tú, Paula, y como yo, somos buenos y al final uno quiere saber cómo vive el traficante. A veces cuando hacemos shows de nosotros, de Pablo Escobar, porque hacemos presentaciones del libro, hay gente que lleva las camisas de Pablo. Hay un sector de gente que cree que Pablo Escobar era un Robin Hood y otros realmente no pensamos eso. Por eso pedimos a Netflix que no lo glorificarán porque no debe ser glorificado. Pablo Escobar mató mucha gente inocente.

 

Yo vi muertes de las señoras, de los hijos. Una cosa que ni yo quiero ya de hablar de eso, porque una cosa que duele, pero nunca se ha ido y hay gente que lo glorifica. Ahorita, si tú vas a Medellín hay tours de Pablo Escobar, ¿qué gente va? Quieren saber dónde murió y la mayoría de los turistas que van a ver a Pablo donde llegan es al cementerio, ir a ver su tumba en el cementerio. Nosotros no estamos de acuerdo con eso.

 

P:  Hablando de estas series, también encontramos los roles de género muy marcados, siendo los hombres los triunfadores rodeados de lujo y dinero y las mujeres relegadas a un plano sexual. ¿Ocurre esto en la realidad de los cárteles?

R: Bueno, obviamente te puedo hablar de Pablo Escobar. También hemos visto cárteles que están dirigidos por mujeres. Pero en los cárteles de los hombres, por ejemplo, en el de Escobar, yo alcancé a ver cartas y mucha gente me ha dicho no, eso no puede ser. Eso yo lo vi cuando se escapó de la cárcel, que no era cárcel. Hallamos cartas de mujeres, de mamás ofreciendo a sus hijas para tuvieron sexo con Pablo Escobar. ¿Te imaginas? Yo vi las cartas y les mandaban fotos. Es una cosa que yo nunca pude entender a Pablo Escobar. Tenía relaciones y con mucha gente joven, mujeres. Cuando los allanamientos crecían encontramos dos tipos y una cocinera, una muchacha joven ahí parada para servir a Pablo Escobar.

 

P: Usted, que ha seguido de cerca la historia, la viuda de Escobar, Tata, afirmó que no conocía los negocios de su marido, que no sabía que se dedicaba. Bueno, le comentaba que se dedicaba a la compraventa, pero ella supuestamente no era conocedora de que su marido era un narcotraficante.

R: Nosotros nunca estuvimos detrás de ella. Respetábamos a la familia y a los hijos. Yo tuve varias ocasiones que tuve que hablar con ellos, la esposa de Pablo Escobar si sabía a qué se dedicaba su marido. En un seguimiento por Europa la vimos en Suiza comprando las joyas más caras que había. ¿Con qué dinero estaba comprando todo eso? Ella sabía las casas de lujo. El apartamento donde vivían era de ocho pisos. Tenían ocho pisos del famoso edificio Mónaco. Además de los carros, el dinero… Yo sé que dice que no, pero sí sabía lo que estaba haciendo Pablo.

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