
DROGAS
HISTORIAS DE SUPERACIÓN
na sensación de curiosidad invadía su mente, era de noche y estaban en una fiesta; a su alrededor todos estaban alegres y muy animados. Se sentía desplazado, algo escapaba a su entendimiento... ¿Por qué estaban tan eufóricos? "A la primera invito yo" le dijeron. Aceptó. No sabía que esa noche sería su perdición.
Alexis se sentía bien, había conseguido por fin integrarse en el grupo; ya no estaba desplazado, ya era uno más. De repente sus preocupaciones desaparecieron y una euforia tremenda invadió su cuerpo. ¡Qué noche!
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Sus padres se acaban de separar, tenía 14 años, pero no había dolor -o eso creía-, por fin dejaba de estar controlado, tenía libertad. Empezó a disfrutar de su libertad saliendo a la calle, conociendo gente y descubriendo cosas nuevas. Pensaba que era bueno, se sentía mayor, independiente, libre. El colegio ya no era para él, estaba por encima de eso.
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Dedicaba su tiempo al grupo que le había aceptado, pasando las tardes en el parque y fumando porros. Es solo diversión, los porros son inofensivos y además relajan, "¿Qué puede haber de malo?", pensaba.
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Para Mari la situación fue parecida. Una tímida adolescente, el patito feo del grupo, la que siempre está en un rincón....Ella nunca había sentido curiosidad aunque sus amigos tomaran todas las noches, pero una vez le picó la curiosidad decidió probar. Se lo pasó en grande esta noche, tanto que decidió repetir la siguiente.
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Una casa sola, una fiesta, su hermano y unos amigos. Fueron los ingredientes que llevaron a Federico a querer probar. Eran mayores y parecía que se lo pasaban más que bien. Él insistió y aunque al principio le dijeron que no, pronto se dieron cuenta de que la mejor forma de callarle y no tener que darle explicaciones era dejarle que probara lo que estaban tomando. Fue la primera de muchas.
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Una operación con parálisis facial, mucha inseguridad, baja autoestima, una dosis de rebeldía, mala situación familiar y malos tratos forman parte de la receta que llevó a Federico a seguir consumiendo. Sin saberlo, estaba tapando sentimientos de frustración y tristeza.

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Después de la primera noche vinieron muchas noches más. Años y años de consumo. Al principio era cosa de fines de semana pero llegó un momento que el consumo era necesario en su día a día, incluso hasta para ir a por el pan. No importaba nada, ni los estudios, ni el trabajo, ni si quiera la familia. La droga se había adueñado de sus vidas por completo impidiendo que pudieran pensar en algo más que no fuera consumir. Estas tres personas pasaron por una adicción a la droga y consiguieron superarla.
LA CARA B DE LAS DROGAS
LAS CONSECUENCIAS DEL CONSUMO Y CÓMO AFRONTARLAS
Mari Picón de 47 años. natural de Barcelona (España), estuvo tres meses ingresada en un centro de rehabilitación por su adicción a las drogas. Se considera una persona tímida, y era todavía más tímida en su juventud. Su timidez fue lo que le empujó a iniciarse en el consumo de drogas, pues veía cada fin de semana como sus amigos se divertían mientras consumían y ella se sentía excluida, en un lado, por no consumir. Su consumo empezó siendo puntual, pero poco a poco se iba incrementando a todos los fines de semana y luego a diario. Cuando se quedó embarazada pensó que cambiaría, pero nada más lejos de la realidad.
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Alexis Martínez, natural de Buenos Aires (Argentina), concluyó en 2019 un tratamiento de dos años en una comunidad terapéutica. Comenzó a consumir a los 15 años como muestra de rebeldía. Durante dieciséis años confiesa haber probado todo tipo de drogas, pensado que no tenía importancia y que podría hacer una vida normal. Su grupo de amigos consumía y sentía que no quería quedarse fuera del grupo. Dejó de estudiar para empezar a trabajar y como tenía dinero empezó a tomar drogas. Tocó fondo, pidió ayuda a su familia y se internó. Reconoce que no fue fácil pero pensó que nunca podría dejar de consumir.
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Federico Zurraco nació en San Martín (Argentina). Creció con su madre y su hermano en casa de su abuela, pues con su padre no tenía relación. En su adolescencia se describe como un chico rebelde y poco obediente. Empezó a consumir a los 15 años cuando vio a su hermano consumir con sus amigos y su adicción se desarrolló para tapar experiencias traumáticas de su vida que no había podido superar.
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Ellos tres tienen en común su adicción, y aunque sus causas son variadas todas alegan a un problema personal o familiar como razón para consumir.
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La adolescencia es la edad clave en que las personas empiezan su consumo, y es que según recoge el informe del Ministerio de Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España los jóvenes empiezan su consumo entre los 14 y los 16 años. Cada persona tiene su historia y sus razones para empezar a consumir, sin embargo, hay varias causas que se encuentran entre las más comunes:
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La primera de ellas es la curiosidad, sobre todo en la población más joven, que se inicia en el consumo de drogas por la información que recibe del entorno. Las vivencias traumáticas pueden suponer un hecho difícil de afrontar y gestionar para los jóvenes, quienes encuentran una vía de escape en las drogas para sobrellevar la situación. De esta forma evaden el dolor que les causa el trauma y evitan afrontarlo.
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Un ritmo de vida alto, con mucha presión o estrés puede llevar a encontrar una manera de relajarse y aliviar esa presión en las drogas. Es una práctica común mostrada en películas como 'El lobo de Wall Street' que contribuye a la falsa creencia del uso de drogas como medida para encontrar relax.
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Mejorar el rendimiento o la concentración es otra de las causas por las que se inicia el consumo. Hay quien piensa que consumiendo droga se relajará y se concentrará para afrontar mejor una tarea que así lo requiera. Así por ejemplo, en el ámbito académico es una falsa creencia pensar que fumar porros ayuda a mejorar la concentración, ya que es todo lo contrario.
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La falta de motivación y aspiraciones lleva a menudo a la drogodependencia en personas que han perdido cualquier motivación y aspiración en la vida. También influye mucho el entorno, ya que un entorno inestable o un ambiente en el que se consuma drogas va a favorecer el desarrollo de una adicción. Así mismo, la presión del círculo de amistades es otra de las causas que puede llevar a una adicción.
Siempre pensamos que las cosas malas les pasan a los demás, pero nunca a nosotros. Sucede así también con las adicciones. Estas tres personas pensaron que el consumo ocasional lo tenían controlado y que ellos no iban a tener problemas.
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Pero las adicciones no entienden de género, de ubicación ni de clases sociales. Afectan a todos por igual.
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Tener problemas en tu vida y no saber cómo afrontarlos es el terreno fértil para cultivar una adicción. Pero aunque nos parezca imposible, hay unos factores de protección que podemos fomentar para evitar caer en una adicción.
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Los factores de protección son características individuales que atenúan la probabilidad del uso de drogas.
También son factores de protección las condiciones o entornos que, favoreciendo el desarrollo de las personas reducen la probabilidad de consumir drogas.
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La autoestima, el apego escolar, y las habilidades sociales, son factores de protección.



Diana Fernández, neuropsicóloga, resalta la importancia de hablar y de prevenir: " A padres y madres de niños de 8 a 11 años les digo ahora prevenir y hablar con vuestros hijos de drogas, de alcohol, de violencia, de sexo y de todas las de las problemáticas sociales. Porque cuando tienen 12 años ya no hacen caso de sus padres. Van a hacer caso a su amigo o amiga que le está diciendo prueba esto, coge esto, haz esto. Pero con ocho, nueve o diez años los padres somos semidioses. Es como “lo que diga papá va a misa”.
Además añade que las drogas es un tema tabú que no se suele tratar "ahora estamos preocupados por las nuevas tecnologías, por el ciberbullying, que además las personas adultas no entienden. Porque nosotros como en nuestra niñez, no vivimos eso se despreocupan de que oye, también tienes que hablar de las drogas, también tienes que hablar de la violencia, también tienes que hablar del sexo, que cuando seamos personas adultas ¿Cómo nos vamos a enfrentar a eso?". Fernández insiste en la prevención, tanto a nivel familiar, como escolar y de instituciones "Creo que no se le presta la suficiente atención. Creo que se ha abandonado completamente el tema, y a su suerte".
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Las primeras sensaciones al tomar alguna de las sustancias no son para nada negativas, y es lo que las hace adictivas. Así como vemos en estos tres casos, después de la primera siempre quieren más. Las sustancias más consumidas son el tabaco, alcohol, marihuana y cocaína. Son sustancias alrededor de las cuales hay mucha desinformación y muchos mitos que contribuyen a su consumo, pero en realidad, aunque no se noten las consecuencias a corto plazo, nuestro cuerpo acusa los efectos de todas las drogas que consumimos. Al ingerir cocaína esta hace que el cerebro crea que has tenido algo sumamente gratificante. Genera una energía intensa, aumenta el ritmo cardiaco y la temperatura. dilata las pupilas y al final alegría y jubilo. Aumenta los niveles de dopamina del cerebro muy rápidamente y eso es lo que la hace tan adictiva, porque hay que seguir tomándola para tener ese subidón pero esa sensación ya no llega; el cerebro ha cambiado.
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Las drogas afectan principalmente al corazón y al cerebro.
La marihuana es una de las sustancias que más mitos tiene a su alrededor, pues al ser una planta se tiene tendencia a pensar que no tiene efectos negativos. La sustancia química principal de la marihuana es el THC (-tetrahidrocannabinol). Cuando una persona fuma marihuana, el THC va de los pulmones al torrente sanguíneo. Y, desde allí, acaba llegando al cerebro y otros órganos.
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El tetrahidocannabinol conecta con un receptor de las células nerviosas del cerebro que actúan como neurotransmisores. Cuando experimentamos el "subidón" de fumar marihuana es debido a los efectos que produce el THC sobre los receptores cannabinoides en las neuronas de la región del cerebro que controla la percepción sensorial y el placer. De ahí viene la falsa sensación de relajación. También conecta con otros receptores de regiones del cerebro que controlan la memoria, el pensamiento, la concentración y la coordinación.

Pero además de las consecuencias físicas y psicológicas, el consumo de drogas también ocasiona problemas sociales, y es que se dice del adicto que es manipulador. Preguntada al respecto, la neuropsicóloga señala que "cualquier persona adicta cuando tiene un estado de conciencia, y reflexión, te va a decir que se ha pasado la vida mintiendo. Todas las personas que tienen algún problema de adicción son mentirosas". Son mentirosas porque no pueden aceptar que están perdiendo la capacidad de control sobre el consumo. "La mayoría de las personas en adolescencia no conectan además con estos problemas, asegura Fernández, que añade "no conectan con que lo están haciendo solo con sus amigos o lo están haciendo solos, lo hacen en lugares ocultos. Entonces lo primero es claro manipular, porque primero es que viven en una mentira constante de no aceptación propia o peor aún, aceptación social, no del consumo. Y es una forma de protegerse también".

A menudo el consumo de drogas empieza en las zonas de ocio

Después del ocio y del primer consumo, la compra se hace de manera oculta

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Efectos de la marihuana / Paula Murillo